el gato y la simbología ambivalente II
II
El gato como dios
“Dios
hizo el gato
para ofrecer al hombre
el placer de acariciar
un tigre.”
Víctor Hugo
hizo el gato
para ofrecer al hombre
el placer de acariciar
un tigre.”
Víctor Hugo
La primera manifestación del gato como dios puede ser encontrada en una connotación femenina: la la diosa egipcia Bast, patrona de la guerra, el hogar y la sabiduría, y protectora de los campos cultivados, se revelaba con cuerpo de mujer y cabeza de gato. Esto se explica si tomamos en cuenta que los campesinos egipcios encontraron en el gato un equilibrio natural para sus campos generalmente infestados de pestes.
Hasta hace muy poco se creía que el gato, originario del África salvaje, se acercó a las civilizaciones del antiguo Egipto atraído por la importante cantidad de ratas en los graneros y ahí fue donde los sabios habitantes del norte africano descubrieron sus cualidades para disminuir y controlar la plaga de roedores a cambio de nada; trabajo por comida, siendo la comida parte del trabajo. Sin embargo, estudios recientes han encontrado esqueletos gatunos en excavaciones hechas en Chipre durante los primeros años del siglo XXI. Se estima que esta tumba puede llegar a tener mueve mil quinientos años de antigüedad, lo que magnifica un poco más la cantidad de posibles explicaciones de por qué este animal misterioso descendiente del Felis silvestris lybica, ha venido conviviendo con el ser humano desde el inicio de la historia.
De ahí puede que se derive esta temprana adoración egipcia por la compañía felina. Algunos murales y esculturas muestran que Bast, la hija del dios sol Ra, incluso llegaba a tomar la forma de leona en situaciones bélicas, pero siempre relacionándose con la protección del hogar. Expresando así la gratitud de un pueblo hacia un defensor de pequeñas pero peligrosas amenazas.
Sin embargo, pronto el gato se convirtió en un ícono de distinción y poder. Pese a los intentos de los egipcios por evitar que sus sagrados animales salieran de sus dominios, fueron primero los fenicios y posteriormente los griegos, quienes comenzaron el tráfico del preciado animal por el mediterráneo. Posteriormente, al apropiarse de ciudades y tradiciones griegas, los romanos también adquirieron el gusto por los mininos. De esta manera, mediante la expansión del imperio, la raza felina, alcanzó con las legiones romanas, los confines europeos. Los romanos se tornaron en sus fervientes adoradores como un símbolo de libertad. Empero, con la caída del imperio y el creciente auge del cristianismo, se observa en Europa una decadencia de las tradiciones paganas, incluyendo la adoración del gato. Mientras la iglesia cristiana iba derrumbando templos edificados a diversas deidades, degollando las cabezas de hermosas doncellas de piedra, la moda por lo gatuno perdía fortaleza.
Hasta hace muy poco se creía que el gato, originario del África salvaje, se acercó a las civilizaciones del antiguo Egipto atraído por la importante cantidad de ratas en los graneros y ahí fue donde los sabios habitantes del norte africano descubrieron sus cualidades para disminuir y controlar la plaga de roedores a cambio de nada; trabajo por comida, siendo la comida parte del trabajo. Sin embargo, estudios recientes han encontrado esqueletos gatunos en excavaciones hechas en Chipre durante los primeros años del siglo XXI. Se estima que esta tumba puede llegar a tener mueve mil quinientos años de antigüedad, lo que magnifica un poco más la cantidad de posibles explicaciones de por qué este animal misterioso descendiente del Felis silvestris lybica, ha venido conviviendo con el ser humano desde el inicio de la historia.
De ahí puede que se derive esta temprana adoración egipcia por la compañía felina. Algunos murales y esculturas muestran que Bast, la hija del dios sol Ra, incluso llegaba a tomar la forma de leona en situaciones bélicas, pero siempre relacionándose con la protección del hogar. Expresando así la gratitud de un pueblo hacia un defensor de pequeñas pero peligrosas amenazas.
Sin embargo, pronto el gato se convirtió en un ícono de distinción y poder. Pese a los intentos de los egipcios por evitar que sus sagrados animales salieran de sus dominios, fueron primero los fenicios y posteriormente los griegos, quienes comenzaron el tráfico del preciado animal por el mediterráneo. Posteriormente, al apropiarse de ciudades y tradiciones griegas, los romanos también adquirieron el gusto por los mininos. De esta manera, mediante la expansión del imperio, la raza felina, alcanzó con las legiones romanas, los confines europeos. Los romanos se tornaron en sus fervientes adoradores como un símbolo de libertad. Empero, con la caída del imperio y el creciente auge del cristianismo, se observa en Europa una decadencia de las tradiciones paganas, incluyendo la adoración del gato. Mientras la iglesia cristiana iba derrumbando templos edificados a diversas deidades, degollando las cabezas de hermosas doncellas de piedra, la moda por lo gatuno perdía fortaleza.
Comentarios
Saludos ausentes.
Pobre vieja, pobre gato, pobre punta del zapato."
Nel pobre vieja nel, pinche loca.
saludos