mis días en buenos aires


Mis días en Buenos Aires son fragmentos del tiempo, una terraza en el café de las bancas al exterior y servilletas amarillas, árboles de tulipanes rosas en el cruce de la calle Borges.





Son días de sol acompañados del divertimento mozartiano,

sinfonías de Salzburgo junto a una botella con agua gasificada,
gente caminando al compás de verano que lentamente se rehúsa a partir.

Mis días en Buenos Aires saben a carpaccio de lomo,

recuerdo de un amor sanamente olvidado y quieta soledad,

admirada por los andantes como en vitrina al pasar.


Me divierte escuchar las conversaciones efímeras
de los chicos saliendo del colegio

millones de universos luz en comunicación.
Despreocupado hablar
frenesí por crecer sin sentarse a madurar,
como los frutos del manzano que este día dan sombra a mis letras.

Palabras sinceras nacientes
en una tarde con sol
cualquier tarde de mis días en Buenos Aires.

Sentada al sol, con la música en las venas,

mis libros y estas ideas respirando
libremente al fin.


Hacia el cielo de un punto en el hemisferio sur
donde existe una calle Borges que no sabe de tiempo,
ni espacio más allá de lo dictado por este silencioso respirar.


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