Tlatelolco 2 de octubre no se olvida
Durante su historia ha sido mercado, centro ceremonial indígena, iglesia católica, estación de ferrocarriles, sede la secretaría de relaciones exteriores, complejo habitacional de clase media baja, centro cultural, protagonista de películas, terremotos, en fin… partícipe de innumerables acontecimientos a lo largo de 500 años… todavía tiene mucho para contarnos.
Tlatelolco es la plaza de las tres culturas.
parte del México prehispánico, colonial y moderno
Así se le conoce.
La recordamos por el año 1968.
El año de la matanza.
“2 de octubre no se olvida.”
De esta forma reza el cántico de los que mantenemos vivo el recuerdo.
Lo que comenzó siendo una pelea interna entre dos universidades capitalinas en el mes de julio de 1968, terminó en una masacre de estudiantes manifestantes en la plaza de las tres culturas de Tlatelolco cuatro meses después.
La orden de “fuego” fue dada directamente por el presidente de la nación. El ejército disparó contra los estudiantes. No fue un accidente, los estudiantes no comenzaron los disparos. Era algo que había sido predeterminado; los francotiradores previamente apostados en lo alto del multifamiliar así lo ratifican. Eso no fue todo. A los organizadores los persiguieron, los cazaron como animales, los desaparecieron.
¿Dónde comenzó todo? El historiador francés Fernand Braudel cree que Tlatelolco 68 es parte de un movimiento mundial mucho mayor, una “revolución intelectual” proveniente de grupos estudiantiles surgidos en la bonanza de la post-guerra; jóvenes de todas partes del mundo que dentro de las aulas universitarias analizaban las crisis económicas del siglo XX, las dos guerras mundiales, repensaban el marxismo y la revolución y creían que su voz era suficiente para cambiar al mundo. Jugaban con tubos de ensayo a hacer la revolución y cuando salieron a las calles a poner en práctica sus teorías, altamente motivados, fuertemente organizados, fueron reprimidos y aniquilados por un sistema superior.
Al respecto del 68 en Tlatelolco se dicen muchas cosas, pero poco se sabe aún. Se dice que el 26 de agosto fue la primera vez en la historia del país en que públicamente una muchedumbre insultase a un presidente de la nación; Gustavo Díaz Ordaz. Se dice que los estudiantes de la UNAM (universidad nacional) y del IPN (politécnico nacional) andaban en mítines y juntas secretas, haciendo panfletos y repartiéndolos de madrugada, cargando los mimeógrafos en las cajuelas de los automóviles. Algunos han contado que mientras la las escuelas de la Universidad estuvieron en huelga, los estudiantes de veterinaria volvían a la facultad de madrugada a rescatar a los animales que habían sido abandonados a su suerte dentro de las jaulas y terminaban ellos mismos en jaulas, o peor aún. Se dice que los jóvenes buscaron apoyar movimientos obreros, movimientos sindicales también, como alguna vez había sucedido en Francia e Inglaterra, y tal vez pudieran boicotear los próximos juegos olímpicos… Se dice mucho, se sabe poco, y como siempre la historia se contagia de la leyenda.
Lo cierto es que los jóvenes ya no lo recuerdan. El dos de octubre se confunde con el 1 y el 3. Y los viejos han comenzado a olvidar los rumores de los nombres de los desaparecidos, de los desertores, de los suicidas; incluso hay quien estuvo presente ese rojo amanecer y ahora, cuarenta y un años después, ha olvidado a qué suena el silbido de las balas.
Hay quienes piensan que después de todo éste sólo fue un movimiento estudiantil de 123 días. Uno más del montón. Un señor que estuvo preso, que fue reprimido y torturado me comentó una vez "pero en realidad no era la revolución, estábamos nada más echando desmadre." Pero en realidad, fue un movimiento que le dio tierra debajo de los pies a una generación completa de "chavos." Esa generación sigue viva, tienen hijos, están panzones, se les cayó el pelo y también las ilusiones. Otros siguen en la universidad, algunos han perdido la esperanza, otros viven rodeados de sombras y fantasmas siempre pensando que el mundo es un lugar asqueroso para estar. Pero hay otros que de vez en cuando sacan la nostalgia a flote, golpean las teclas de sus antiguas máquinas de escribir o nuevas computadoras, y comparten con las nuevas generaciones algo de la gloria del 68… Algunos de ellos fueron mis maestros.
Aquellos que sobrevivieron y vieron el regreso a clases de la universidad, se sintieron traidores y cobardes durante muchos años, los que salvaron el pellejo. La realidad es que, ningún movimiento social subsiste sin cronistas que lo narren, sin informantes de primera mano, aquél antiguo estudiante de leyes que dice “recuerdo el día que marchaban los del politécnico afuera del casco de santo Tomás cuando vino uno del otro lado gritando corran! es una trampa.” O el pasante de medicina que dormitó una semana oscura en el palacio negro de Lecumberri, la antigua prisión (ahora Archivo General de la Nación) y cuenta qué fue de sus compañeros únicamente porque un hermano mayor metido en la política le salvó el pellejo. Está el hijo de un periodista español que escribió la crónica del movimiento gracias a que el padre anticipó la tempestad y lo metió a patadas en un avión hacia España intuyendo que, de lo contrario, su hijo no iba a escribir las memorias de los días de huelga y acción estudiantil.
Siempre sentimos que vivimos en un mundo peor. Pero olvidamos nuestra propia evolución. El 68 a mi me sabe a progreso, pues ahora los estudiantes cuentan con internet, se documentan, se informan, se comunican a una velocidad nunca antes vista. Y el gobierno ya no los mata en las plazas como si fueran palomas. Esta es una verdad. Otra verdad también es que muchos de los estudiantes han perdido la inquietud por conocer, documentarse, aprender y manifestarse por las razones y las cuestiones que realmente importan. Y entonces ¿de qué sirven todas las herramientas que hemos ganado si no las utilizamos?
Utilicemos los medios de comunicación, no dejemos que solamente ellos nos usen a nosotros.
Y difundamos la voz de los que ya no están.
2 de octubre no se olvida
Fuentes:
Taibo II, Paco Ingacio, 68, Planeta, 1991
Poniatowska, Elena, La Noche de Tlatelolco, Era, 1971.
Revueltas, José, México 68:juventud y revolución, Era, 1978.
Película: Rojo Amanecer, 1989.
- documental del historiador Sergio Aguayo
- sobre la matanza en wikipedia
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