Raymond Carver

Al intentar un poema mientras afuera todavía
estaba oscuro, tuvo la inconfundible sensación de que
le estaban observando. Dejó la pluma y miró a su alrededor.
Un momento después se levantó y recorrió las habitaciones de
su casa. Miró dentro de los armarios. Nada, claro.
Con todo, no quería arriesgarse.
Apagó las luces y se quedó sentado a oscuras.
Fumó su pipa hasta que pasó la sensación
y hubo luz afuera. Bajó la vista
al papel en blanco que tenía delante. Luego se levantó
y volvió a hacer la ronda de su casa.
El sonido de su respiración lo acompañaba.
Sólo eso. Evidentemente.
Nada.

Raymond Carver (Clatskanie, Oregon, 1938-Port Angeles, Washington, 1988), Un sendero nuevo a la cascada. Últimos poemas, traducción de Mariano Antolín Rato, Visor, Madrid, 1993

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