La Cura (obra de teatro... fragmento final)



Tercer Cuadro

En un cuarto blanco reposa el liviano cuerpo de Ariana con aparente tranquilidad. Hay en el aire cierta tensión aunque no se perciba ningún tipo de sonido. Junto a la blanca cama de hospital en donde la somnolienta Ariana ha dormitado por varios días, se encuentra, sentada en una silla bastante incómoda a la vista, su hermana Isabel. Ella toma entre las suyas temblorosas y agitadas, las manos de su hermana que parecen inertes ramas de un árbol joven. Por un momento pareciese que Ariana despertóse, pero simplemente fue un impulso de su angustioso inconsciente. Isabel retoma su postura guardiana cuando rechina la puerta al otro lado de la sala. Aparece Claudia; ella es el punto medio entre Ariana e Isabel. Su cara es el vivo fuego del mismo infierno.


- Ya vienen para acá - dice a Claudia en tono suave mientras se acerca a ver a Ariana que sigue dormida.
Isabel habla con compasión como si se lo estuviera diciendo a Ari - Es imposible que le estén haciendo esto.
- Lo se bien, ¿pero qué podemos nosotras hacer sino esperar?
- ¡Esperar a qué! - Isabel mira a su hermana como si quisiese que se tragara sus palabras - Hemos tratado de localizar a Alberto por todos lados y ¡nada! Parece que se lo ha tragado la tierra.
- ¿Ya buscaste a Susy?
- Si.
- ¿Y no te dijo nada? - Claudia parece impaciente.
- Tampoco tiene idea de dónde pueda estar. Buscó entre todas sus cosas y halló un teléfono, pero no supieron de él.
- ¿Y has hablado con las demás?
- ¡Por supuesto que he hablado a casa de todas; de absolutamente todas! - recordando que Ariana duerme, Isabel baja la voz - Pero nadie supo decirme nada.
- ¡Hay Dios mío! Isabel, ¿qué vamos a hacer?
- ¿Ahora ves claro porqué digo que ya no hay nada que esperar?
-. . . Solo un milagro - Claudia señala hacia la puerta - Ellos están dispuestos a todo y sinceramente jamás pensé que llegaran a tanto. - Luego trata de imaginar algún plan y dice algo sólo por decir - ¿Y si la sacáramos de aquí? Debe haber alguna forma. . . Tal vez si tú te quedas en su. . .
- ¡Hay porfavor Claudia! Ni que fuera esto una película de acción. ¿Qué no has visto al gorila que parasita fuera de este cuarto? Parece que ni siquiera va al baño. No hay forma alguna de salir si no es pasando junto a aquella montaña de carne molida.
- Si, si, ya sé. Pero entonces ¿qué hacemos? Traté de hablar con papá pero de nada funciona; si no te escucha a ti menos lo va a hacer conmigo ¡Se ha quedado más sordo que nadie! No me escuchó; ni siquiera me volteó a ver, simple y sencillamente me ignoró.
- Es que tenemos que encontrar a Beto ¡Tiene que saber lo que le van a hacer a Ariana!

Isabel nota que Claudia se ha quedado pensando, después de un momento ésta cierra los ojos y niega con la cabeza mientras murmura un “Es imposible” que Isabel oye perfectamente bien.

- ¿Qué dices? - caminando en dirección a su hermana - ¿qué es imposible?
- Que el muy bastardo haya. . . No, no puede ser.
- ¡Qué haya qué! demonios, termina la frase.
- Que el muy bastardo haya aceptado el dinero que le ofreció mi papá.
- ¡Mi padre fue tan vil como para ofrecerle dinero! - Isabel grita y parece que Ariana despierta pero es sólo otra falsa alarma.
- Así parece. (Claudia baja la voz e invita a su hermana para que también lo haga).
- ¿Y tú crees que Alberto haya aceptado?
- Bien a bien no lo sé, pero tengo también la espina clavada. Quién sabe, a lo mejor y el “señor sueños fantásticos” resultó ser una pesadilla.
- Hijo de. . . ¡Y tú porqué demonios no me dijiste esto antes!
- No pensé que fuera importante.
- ¡Cómo no va a ser importante! Llevo dos días buscando al muy baboso y puede estar en cualquier parte del mundo y ¿tú no pensabas que fuera importante?

Se escuchan voces fuera del cuarto. De nuevo el sonido de la puerta y entran tres hombres desconocidos que van vistiendo de blanco sepulcral haciendo juego con la decoración patética del lugar, y además portan una camilla. Justo atrás de ellos aparecen los Señores Peralta. Tienen aire solemne por entre sus cuerpos y la cabeza muy erguida en lo alto; están totalmente decididos.

Por otra parte, los camilleros zarandean a Ariana para que despierte y así suba a la camilla. Todo es muy rápido; silencioso. En ese momento, Claudia toma a Ari de los brazos e Isabel brinca, se interpone entre la cama y sus padres y grita:
- Así que después de todo caíste tan bajo como para llegar a esto (con ironía); nunca pensé que a tanto.
(Silencio)
- ¿No me contestas he? - se acerca un poco más (milímetros de tocarlo) - Sabes bien lo que eres - retrocede para tener una buena visión -, lo que son ambos ¡Son unos desgraciados!
Isabel ha perdido la cordura. Se abalanza sobre su padre para golpearlo pero él la sujeta por las muñecas.
- ¡Se ha vuelto loca! - grita la Sra. realmente asustada - Porfavor joven sáquela de aquí. Que le den un calmante y luego la traigan de vuelta, a ver si se le pasa su ataque de histeria.

Con tanto griterío Ariana se incorpora y realiza que está en un hospital pero no dice nada. Sólo un murmullo “¿Qué pasa?” que nadie atiende salvo el público.

- ¡Esto no se va a quedar así! - responde Isabel a su madre mientras trata de zafar sus manos de uno del los muchachos de blanco que únicamente cumple con la orden - Te juro que vamos a encontrar a Alberto y se llevará a Ariana lejos de sus garras, lo suficiente cómo para que sus podridos corazones no la lastimen más (Sale).
- Pues dudo que lo encuentren o mejor dicho, dudo que se deje encontrar - responde la mamá dezafiante pues sabe que Isabel ya no está.
- ¿Por qué dices eso? - pregunta Claudia intrigada.
- Lo dice - contesta don Gustavo - porque el patán ese, el tal Alberto, se ha largado con el dinero que le ofrecí, mismo que aceptó sin queja alguna.
- ¡ Eso no es cierto! - grita Ariana y todos voltean a verla. Trata de levantarse pero se da cuenta de que está amarrada - ¡Eres un miserable, cómo pudiste, cómo puedes ser tan mentiroso!
- Tranquilízate Ariana - su madre se acerca y le “acaricia” la cabeza maquinalmente -, ahora todo está bien. Después de perder a la criatura. . .
- Mi hijo. . . (aparte)
-. . . te pusiste muy grave y el Doctor ha sugerido que te internemos para que te cures. . .
- ¿Perdí a mi bebé? (aparte)
-. . . Pero ya todo está bien. Ahora - continúa sin inmutarse de la cara de su hija - coopera con los señores aquí presentes para que las cosas sean más fáciles.
-. . . Y también Beto (aparte).
- Queremos que entiendas que todo esto es por tu bien.


El cambio en el estado de Ariana es casi sorprendente. Del trance que la había envuelto al saber de la pérdida de su bebé (sin recordar que fue justamente gracias al golpe que sufrió en la espalda tres días antes) cambió súbitamente al estado nervioso; histérico. Casi como una fiera y utilizando todas sus fuerzas grita:

- ¿Por mi bien?, ¡Por mi bien! - escupe las palabras casi llorando de rabia - Esto es únicamente por su bien, porque ustedes son tan amargadamente infelices que no pueden soportar el ver florecer amor en cualquier otro lugar. ¡Porque no saben lo que es amor me hacen esto; y no por mi bien! Porque nunca han querido nada más que su miserable y vacía existencia pero ¿quién podría querer a carroña semejante a ustedes?
- En unos años - Don Gustavo habla con mucha clama - vas a comprender que todo lo que hacemos ahora y siempre será exclusivamente por tu bien y esto va a sanar algún día; tu alma se curará ya lo verás.
- No voy a ver nada porque me ciega el odio. No hay nada que pueda “curar” lo que siento por ustedes. . . Respóndeme algo - Ariana aparenta estar calmada aunque ya la están sacando del lugar para llevarla a ese lugar gris que le aguarda - ¿Quieres verme morir antes de que sea feliz verdad?; prefieres tú felicidad antes que la mía ¿No es así?
- Prefiero la felicidad de todos y aunque me duela que sufras no dejaremos que arruines tu vida irremediablemente.
- Ya casi sin voz - Mi vida está arruinada; la arruinaste tú.

Salen los dos camilleros restantes llevando a Ariana que se desploma y Claudia que le sujeta la mano entre sollozos.

- Gustavo, sabes que ese hombre saldrá libre en menos de una semana - la Sra. Peralta habla angustiada - ¿qué haremos para que no encuentre a Ariana?
- No te preocupes, todo saldrá bien - toma a su esposa del brazo y la encamina a la puerta - Las niñas piensan que huyó; Ariana lo pensará también. No se encontrarán jamás; mi gente es muy eficiente y ese tipo no saldrá de prisión en mucho tiempo, por lo menos en lo que esta tempestad se calma.
- Pues espero de corazón que así sea. . . (Salen)


Sin embargo esa tempestad no calmará jamás.


CUARTO CUADRO

Ha pasado mucho tiempo desde el incidente del hospital, tal vez años. La escena se divide en dos partes. En una de ellas se visualiza un cuarto también blanco (aunque peor que el anterior) en el que se encuentra Ariana. Ha perdido peso corporal y pareciese que su alma levita sobre su cabeza. Ella está postrada en el suelo, entre revistas, libros de poesía y muchos ceniceros pestilentes repletos de colillas, además parece que está ausente. El dolor que siente se refleja claramente en su cara y flota por toda la atmósfera.
El otro lado de la escena está oscuro pero se vislumbra la silueta de alguien varado junto a una ventana enrejada. Primero enfoquemos lo que hace Ariana.


ARIANA - El cigarrillo está apunto de apagarse entre mis largos dedos y creo que tendré que abrir la cuarta cajetilla de la noche porque el ocio me mata. . . Y creo que literalmente lo hace. Llevo casi tres noches (contando la que transcurre ahora) sin dormir, esperando a que vuelvas. Al principio, esperaba que fuera sólo un error, que si buscaba algo con que matar el tiempo, se me olvidaría tu ausencia y podría - como ellos dicen - volver a la normalidad; pero después de leer todas las revistas que tengo aquí mínimo dos veces y después de recitar todos los poemas de Neruda de memoria, creo que mis intentos por olvidarme de ti a base de trucos absurdos no funcionan más y empiezo a perder el control que me habían impuesto en este lugar tan gris.

(Se ilumina la otra parte de la escena).

ALBERTO - Hoy no he podido volar hacia a ti amor. No se bien que pase conmigo pero por la forma en que se mueven las estrellas esta noche se que algo está mal. Se que no me escuchas, pero porfavor no te pongas mal; mañana estaremos juntos.

ARIANA - Si me obligan a estar despierta eso no significa que mi alma se separe de la tuya, porque independientemente de las palabras que llegara a decir en “perfecta cordura” ante esta bola de médicos brujos, gracias al efecto de los medicamentos excesivos que me obligan tomar, yo siempre te amaré. Aunque los demás no puedan verte, aunque los demás juren que ya no existes y que te volviste como un fragmento de mi descarriada imaginación, yo no presto atención a sus palabras. Yo sólo quiero estar contigo.

ALBERTO - Siempre perteneceré a ti, tú me haces sentir que estoy en casa de nuevo. Tú me haces sentir que vuelvo a viajar por aquellas calles de ensueño, que podíamos recorrer mas de un millón de veces sin que terminara el encanto de tu risa y la magia de tus palabras, haciéndome creer que no hay más realidad que la de tus ojos.

ARIANA - Auch! Ahora que el cigarro me ha quemado los dedos que solían tocar el piano antaño, voy a tomar este odioso café que tan “gentilmente” me traen hasta el infierno - se sirve en una taza blanca como todo lo demás -. Nada más faltaría que eso también me lo prohibieran, ¡Que cómico sería!: primero el piano porque perturbaba mi paz, posteriormente el aire libre porque el sol lastima mis ojos (cosa que yo considero más que cierta), luego me prohiben verte a ti porque perturbas mis sueños y en vez me dan unas pastillas para que no pueda volver a casa contigo - se toma otro trago de café y con éste las pastillas -, los muy imbéciles piensan que tú no me dejas dormir, sin saber que tú eres el que me arrulla por las noches.

ALBERTO - Hay chinos, cómo te extraño! Sinceramente no se cuánto tiempo voy a estar encerrado en este lugar pero no te desesperes, te prometo que volveremos a estar juntos.

ARIANA - Pero no me permiten volver contigo y no lo permitirán jamás así que encontraré la forma de salir. Aunque estas cadenas no me lo permiten, mi alma escapará esta noche - vuelve a tomar otro trago de café y se embute las pastillas de un frasquito que estaba tirado en el suelo. - Me alegraría poder ver las caras de los que se dicen especialistas y juran que pueden contener mi alma como si fuera su negra conciencia. ¡Pobres humanos incrédulos!, su idea de que con sus pastillitas mágicas controlarían mi existencia como la de un perro o como la suya misma, les ha cerrado la visibilidad para darse cuenta de que habían dejado la cura tan cerca de mi y en este momento no hay marcha atrás. . .

ALBERTO - ¿Recuerdas qué te dije el día que te conocí? <> tú sonreíste pero no lo tomaste en serio. Ahora lo repito - casi llorando - ¡No te mueras Ari, por lo menos no en ese lugar tan gris!

ARIANA - Irónica es la vida al decir que con toda su tecnología le han dado paso al mayor de sus errores; han hecho las cosas al revés de como las habían planeado; me han dado la libertad con estos medicamentos ¡Gracias mortal insecticida! - más pastillitas.

ALBERTO - Espera un poco, por lo menos deja que vuelva contigo. Sé que ya no soportas, que te han envenenado el alma y que tu mente se desquicia a cada segundo que pasa pero no te vayas sin mi. . .

ARIANA - He esperado más de mil horas para tomar mi decisión definitiva y me he vuelto a mi misma tan enfermiza que desearía no haber despertado el día de hoy. Más nunca pensé que el agobiante día de hoy terminase y que esta noche tan estrellada de bellas luces en el firmamento estuviera tan, pero tan cerca de mi. - apaga las luces que la desquician y sólo queda el resplandor de la Luna, después toma de las pastillas que están en su mesita - Ahora me invito a mi misma a hacer el intento de ver en la negra y todavía más artificial obscuridad.

ALBERTO - Si ya tomaste una decisión entonces te apoyo, sólo le pido a Dios que te haga esperar hasta que yo esté contigo.

ARIANA - Tiene que funcionar, por favor ayuda a que sienta el dolor. . .

ALBERTO - (riendo) estás loca chinos, loca de remate.

ARIANA - Si me concentro bien en algún punto fijo, como el techo, sentiré el dolor antes de que llegues a mi. - se recuesta en el piso y estira brazos y piernas.

ALBERTO - ¿realmente te quieres ir, en serio ya no soportas? Yo pensé que eras más fuerte Ariana (tono irónico)

ARIANA - con tu ayuda o sin ella voy a sentir el dolor.

ALBERTO - esta bien, me voy contigo, pero siento que esas no son formas de hacer las cosas (imita la posición de Ariana)

ARIANA - ¡Ya está!, Por el momento sostengo mi respiración lejos muy lejos, hasta que me es extraña y de hecho, parece que hay alguien más en este maldito cuarto de manicomio que respira, pero gracias a la oscuridad yo no lo veo.

ALBERTO - ¿Me escuchas? Soy yo chinos. Tu soledad no va a durar mucho; voy para allá.

ARIANA - Nadie me creyó y jamás comprenderán que yo no fui ni hubiera podido llegar a ser de este mundo, yo no encajo como pieza de este rompecabezas, mi vida pertenece a otra realidad. . .

ALBERTO - Hemos pasado mucho tiempo separados, pero sólo nuestros cuerpos. Tu padre, el “Sr. yo lo puedo todo”, me encerró e hizo lo mismo contigo. Se que nunca hubiéramos podido estar juntos, pero con todo me esperaste hasta que esos chochos alucinógenos te hicieron perder el control de la realidad. Querían que se te pudriera el alma, los muy malditos. Yo te voy a cuidar, ya verás como volverás a sonreír.

ARIANA - . . .Y ahora que me empujo ¡me tomas de la mano! juré que no aparecerías nunca más, pero aquí estás; siempre velando mi existencia.

ALBERTO - ¿Qué pasa? ¡No puedo concentrarme! . . Sabía que algo estaba mal; son esas malditas pastillas. - se incorpora rápidamente y grita por la ventana - ¡no te vayas Ariana!

ARIANA - Por fin estoy junto a ti y no habrá poder en el infinito universo que me separe de tu lado. Si, esta noche está cerca. . .muy cerca de mi; está en mi y el día no volverá jamás. . .


Alberto se derrumba por la pared y llora un momento después levanta la mirada y habla - Que te costaba esperarme. Se que ahora estás feliz y que ya nadie puede hacerte daño, pero que voy a hacer yo sin ti. . . Si el ciclo no se completa en esta vida, entonces en la otra será que nos volvamos a encontrar y entonces te vas a volver a enamorar de mi; eso te lo juro. Porfavor no te olvides nunca de mi. . .

(Una voz a lo lejos) - Nunca lo haré amor.




Comentarios

Zadowsky ha dicho que…
Órale, tu escribiste la obra? Muy bien eh. Me gusto; Tienes el Primer y Segundo cuadro? O es tipo Star Wars, así, de comenzar a media saga? Bueno, felicidades. Buen homenaje a La Cura.
Vanessa Alanís ha dicho que…
Si, la obra es mía, es un homenaje a The Cure no por el texto sino porque la puesta en escena lleva pura música dde la cura como Letter to Elise o The Love Cats. Y claro que tiene 2 cuadros anteriores, nada más que son malísimos, parece telenovela dle canal 3... espero poder algún día hacer una especie de continuación onda Estar Guars como tu dices... jejeje

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