A Rose is a Rose is a Rose...



Si (como el Griego afirma en el Cratilo)
el nombre es arquetipo de la cosa,
en las letras de rosa está la rosa
y todo el Nilo en la palabra Nilo.
(Fragmento del Golem de Jorge Luis Borges).


Si es verdad que de la ausencia del bien pasado nace la nostalgia, no habrá que pensar que la censura de la escritura sea un asunto de preocuparse en la medida que ésta no llegó (en el caso que ya comentaré) a manos lectoras demandantes.  Pese a lo anterior, la palabra censura es de por sí censurable, aún cuando ésta no nos parezca arquetipo de la cosa.  En la escritura de la palabra “censura” se demuestra que ésta tiene un efecto contrario, expresa un concepto que no representa.  La sola vista de la “censura” nos permite pensarla y existe, en este sentido, en tanto la representamos con siete letras; existencia que en sí misma niega. Habría que censurar la censura: quitarle letras, tacharla, ponerle corrector y un manchón de tinta, así luego viene el arquetipo “C ns ra”.  Desde el arquetipo la censura tiene un lugar heterotópico, minando el lenguaje y causando inquietud, desde el lugar común del lenguaje tiene un espacio antiutópico, a eso se le ha llamado realidad.  En la acción, más que en la palabra, está lo censurable.  Esta es mi reflexión.


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