efímero

Casi todo es efímero, efímera es la vida de una hormiga... “noventa y nueve hormigas de un hormiguero de cien desaparecerán sin que una vaya dándose cuenta de la pérdida de la otra, de la compañera, de aquella que le ayudaba a cargar hojas, y el recuerdo sólo palpita un segundo para luego volver a extinguirse, casi con la misma falta de gracia con la que un adolescente se corre sobre el vientre de una puta o el aplastamiento de un mosquito común en manos de un borracho, mosquito cuya vida, por cierto, de tan sólo veinticuatro horas, puede antojarse como ridículamente efímera”.
Efímero es el amor que, al marchitarse por falta de agua, no deja huella ni de las espinas que uno se entierra en el culo al final de todo. Ilusión marchita. Resequedad de boca única. Buscamos amor, escribimos, asesinamos y dejamos que se pudra... sin agua ni sol.
La memoria es efímera, la memoria absoluta inmoviliza el pensamiento, la memoria es frágil e importante, las imágenes se van, la memoria se sobrescribe y todo desaparecerá, eventualmente... ningún pensamiento se reproduce dos veces idénticamente; afortunadamente, de lo contrario, escucharíamos las mismas pendejadas una y otra vez... como penitencia en purgatorio.
Efímeras las piras funerarias de la colonia, esos túmulos -o piras funerarias- que se remontan a 1557, sólo reviven en libros de cabildos, donde se da noticia –por ejemplo- de la muerte de la esposa de Felipe II y a quien se le organizaron exequias fúnebres. Según la importancia social o económica se levantaban de 18 y 20 varas, en donde intervenían un arquitecto, pintores y poetas, quienes describían las hazañas y virtudes del difunto. Bonita tumba simbólica. Un exquisito adiós... luego todo se quema...
La muerte misma es efímera. Un último adiós. Velorio único; nada de dos. Réquiem si fueras un personaje famoso, aunque sólo Mozart escribió el propio. La modernidad impide la gloria en los funerales. Entierro o quemazón sin más. Una sola vez se muere... probablemente por eso todos tratemos con tanta necedad de dejar restos de vida; testimonios que nos representen ante la nada y la mierda venidera cuando estemos muertos; cuando ya no estemos, cuando seamos nada.
Efímero el tiempo que se repite. Gira. No vuelve... deseo atrapar momentos como este en el que escribo líneas sin sentido mientras manejo... sin sentido también, fuera de esta realidad.

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