mirada de sal

Cabello al aire, blanca piel, esa mirada ilumina mi alma, la sonrisa que mis penas aniquila.
Noche a noche le reclamo a la luna que deje de hablarte de mí; ante mi insistencia desaparece esperando que poco a poco se apacigüe mi rabia.
Reclamo también a las estrellas fugaces que te han motivado a ilusionar a este pobre enamorado. Con ese extraño fulgor, efímero y extraordinario; eres una rara mezcla entre dios y el diablo.
Seguiré esperando el amanecer, esperando escuchar en las olas aquella dulce voz emanante de tu boca; mi sed sólo sacia con ese cristalino manantial de hiel. Si tan sólo bebiera directamente del néctar de tus labios, saltándome el mar, probablemente soportaría la amargura de tu ausencia.
Jamás te olvidaré, lo he perdido todo por olvidarte, incluso he olvidado vivir: no tengo pasado y me pierdo del presente mientras tú ignoras a esta pobre playa atormentada.
Sigo perdido, seguiré buscándote, perdido en un rumbo que no tiene horizonte, ni destino, ni equilibrio… camino de luna, vereda de mar y mirada de sal.

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